A la mayoría de las mujeres –según un sondeo informal y personal– no nos llaman la atención los strippers , no al menos con el calibre que ocurre cuando se trata de chicas desnudistas frente a los hombres. Eso era una afirmación en piedra hasta que tuve oportunidad de “degustar” la presentación de los famosos Chippendales, quienes volvieron al auditorio de cabeza en Costa Rica durante sus presentaciones en el país, el año antepasado.
Al dejarse envolver por sus coreografías espectaculares, movimientos milimétricamente medidos, todo llevado al casi-casi pero no… o tal vez sí para una que otra suertuda elegida para subir al escenario… sobraban las interrogantes ¿cómo será vivir de esto? ¿cuánto tienen qué cuidarse? ¿cómo hacen para tener una vida normal? ¿qué hacen con el ramillete de damas que darían lo que fuera –hasta plata– por pasar un rato con ellos? ¿se desvinculan alguna vez del componente sexual que está implícito en sus trabajos?
La mujeres mueren por ellos… sus shows son tan delirantes que hasta las que pensábamos que eso era una banalidad para divertirse, por momentos habríamos estampado la firma para casarnos por tres días, no en Las Vegas, si no aquí mismo, en Tiquicia, así la luna de miel tuviera que ser en el Puerto entre churchills , águilas y chifrijos.
Pues bien, todas estas interrogantes podrán ser develadas finalmente gracias al espacio “Confesiones de un stripper”, confeccionado por canal 4 de la televisión británica, y que repica la realidad de estos Adonis que, más allá de su guapura, a menudo tienen un “yo no sé qué” que puede volver locas a sus fans, no solo momentáneamente. Pero claro, como es lógico, una vez que se acaba la parafernalia, se apaga la música, las luces se diluyen y todo tiende a volver a la normalidad… ¿qué pasa en sus rutinas diarias?
Hay que decirlo: como todo en la vida y en especial en esos casos, su oficio está cronometrado porque, en lo que los “veteranos” cumplen 30, vienen otros de 20 “acechando”. Viva sus vidas con ellos en este intrépidoreality.