Adorada por dioses

El día en que cumplí 38 años me sentía un poco deprimida, esa mañana no quise celebrar con mis amigos de toda la vida, por otro lado preferí salir a comprar algunas botellas de vino tinto barato, de esos que tienen un regusto desagradable que no te invita a saborear la bebida, sino a beberla de un tirón y ponerte borracho lo más pronto posible, me parecía la única forma de disfrutar el hecho de que mis 40 años estaban cada vez más cerca.

En mi departamento me esperaba el silencio y el orden, me había divorciado hacía un par de años y como nunca tuve hijos, decidí dedicarme de lleno a mi carrera, a mantenerme en forma y darme todos los caprichos que quisiera, en resumen a disfrutar.
Podía decir que me iba muy bien en la vida, vivía en una zona increíble de la ciudad, tenía una oficina con vistas estupendas y dinero para disfrutar y gastar en ropa cara, pero en casa nadie me recibía, por eso cuando llegó el medio día me dije a mi misma.

“Es mi cumpleaños y soy una mujer increíble, voy a disfrutar y celebrar sin parar”.

Entonces recordé un anuncio web sobre strippers en Barcelona, entré en su página web de Strippers BCN y decidí mirar los tíos que estaban anunciados, en algún punto la boca me llegó al suelo luego de mirar tantos hombres tan increíblemente guapos y pensé, esto voy a disfrutarlo a tope. Yo misma organicé mi fiesta especial para chicas esa noche y todas mis grandes amigas emocionada por la supuesta sorpresa, prometieron acudir.

Lo cierto es que llegó la noche y nos pusimos a disfrutar a tope entre copas de vino y karaokes, aunque cada tanto mis amigas me gritaban. “Rosa, este vino es una puta mierda”. “Vale, pero cumple su cometido de ponernos muy borrachas”, pero lo que yo respondía.
En el reloj que heredé de mi abuela sonaron las doce, por lo que pedí a mis amigas que despejaran la sala y dejaran una silla en medio, era momento de disfrutar la sorpresa que había preparado. No tardó en sonar la puerta. “Llegó al sorpresa” grité emocionada, “Que alguien vaya a abrir, por favor”.

Sofía abrió la puerta de inmediato y dos increíbles hombres entraron al departamento, vestido con togas griegas, simulados ser dioses que habían bajado del olimpo a disfrutar con mortales. “¿Quiénes son estos?” preguntó Sofía a punto de desmayarse. “Dioses” le grité haciéndole señas para que cerrará la puerta “Han venido a adorarnos”.

Los tíos eran despampanantes, a simple vista se notaba el cuerpo trabajado y la seguridad con la que se movían, simplemente dejaban a todos boquiabiertos. Uno de ellos se acercó al equipo de sonido y puso música mientras el otro nos pedía que todas se reunieran. Una canción de electrónica muy buena comenzó a sonar y de pronto ambos se sacaron las túnicas quedando cubierto solamente por una pequeña tanga, dispuesto a hacernos disfrutar con la visión de sus cuerpos. “Ay, dios” gritó Sofía, “Qué buena sorpresa”.

Ambos se movían con ritmos frenéticos y bailaban para mí, peleándose por tenerme, en ese momento me sentí adorada por dioses. Era un espectáculo mirar hombres tan atractivos y tan buenos bailarines, dedicarse de llenos a hacer disfrutar a un público enloquecido como éramos mis amigas y yo, que parecíamos a punto del desmayo.

Bailaron sin parar un buen rato y cuando se fueron, todas se acercaron a felicitarme. “La mejor fiesta de todas Rosa” había dijo Sofía “Este es un cumpleaños para no olvidar”. “Totalmente” respondí sirviéndome una copa de vino “Gracias a Strippersbcn.com, la página que te hace disfrutar como Dios manda”.