Las Vegas es la ciudad del pecado. Está llena de atractivos para todo tipo de visitantes. Aparte de los grandes espectáculos de las salas de fiestas de los hoteles, también son muy célebres los de los clubes de strip tease.
Assopoker ha publicado un testimonio muy interesante de una stripper, que ha trabajado durante 8 años en Las Vegas, y en otras ciudades de los EE. UU. como Atlanta, New Orleans, San Francisco y Dallas.
“Para trabajar en Las Vegas hace falta conseguir una licencia. Una vez la tienes, te organizas para hacer una ronda de audiciones en los distintos clubes. Allí da igual tu personalidad o que tengas experiencia. Te hacen bailar durante 30 segundos y después deciden si te cogen o no”.
Sobre el dinero que ganan las strippers, cuenta: “Cada ciudad tiene sus propias reglas. A veces te puedes quedar el 80% de lo que te dan; otras el 40%. El DJ suele llevarse el 10%”.
La stripper también ha hablado sobre un tema tabú, la prostitución, que está prohibida en Las Vegas. “En los últimos tiempos ha habido muchas redadas, lo que ha hecho que las chicas sean más reticentes a hablar de este tema y que pidan más dinero a cambio de ese tipo de servicios”.
La entrevistada ha contado también cómo fue su noche más rentable: “Estuve más de diez horas con un turista asiático que no hablaba inglés. Te lo creas o no, acabamos jugando a las cartas. Fue en 2006, antes de la crisis económica. Gané 10.532$ (de los que 1.500$ fueron de propina). Con ese dinero me compré mi primer coche”.
La anónima stripper ha declarado que como muchas otras de su gremio tiene la intención de seguir bailando durante un tiempo, para ir acumulando dinero y poder dedicarse a otra cosa más adelante: “La mayor parte de las strippers bailan por dinero y por la flexibilidad. Creo que seguiré un par de años más, aunque conozco a personas que siguieron hasta los 45 años”.
La stripper comenta que ella actúa: “El 90% de lo que hacemos es pura actuación. Somos personajes. Tenemos nombres falsos, fáciles de recordar con la música alta. Yo, por ejemplo, digo que tengo 5 años menos y hablo con un acento diferente al mío, lo que me resulta fácil porque conozco cuatro idiomas. En la vida soy una persona completamente diferente. Cuando me bajo de la tarima, estoy casada«.
Pese a toda la información que ha dado, la stripper sigue pensando que “lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas”